critica
FLAMENCO
23.12.2003 EL PAIS
Carmen Linares, Voz flamenca y guitarras suizas
, Circulo Mágico
Voz: Carmen Linares. Guitarras clásicas: Eos Guitar Quartet. Percusión: Ricardo Espinosa. Iglesia San Esteban. Fuenlabrada, 21 de
diciembre. ANGEL ALVAREZ CABALLERO Hermoso, para el recuerdo, este concierto del ciclo fuenlabreño
anual Navidad, templo y música, que lleva celebrándose desde 1989. Un
verdadero homenaje a Manuel de Falla y Federico García Lorca, en obras
como El amor brujo, del primero, o las Canciones españolas antiguas del
segundo.
El repertorio, bien conocido por Carmen Linares, pese a no ser
propiamente flamenco, por haberlo cantado en repetidas ocasiones con
anterioridad (las Canciones españolas antiguas incluso las grabó en
1994), en circunstancias y con acompañamentos distintos.
La novedad, la gran novedad, es la música creada para estos montajes
por el suizo Eos Quartet de guitarras clásicas, que aporta un nuevo
sonido notablemente distanciado de los ya conocidos. En efecto, no
recuerdo una versión exclusiva de guitarras ni siquiera para El amor
brujo, quizás la obra más recreada en la historia de la música española.
Gran sensibilidad La sensibilidad de estos músicos suizos poco debe de tener que ver
con la estereotipada frialdad-climática y temperamental-que
machaconamente se nos vende sobre su tierra, pues entendieron con gran
convicción el carácter de la música española que interpretaban.
Son músicos excelentes, por supuesto, en no pocas ocasiones
brillantes hasta el virtuosismo. El sonido de sus instrumentos nos llegó
en todo momento con una limpieza y una afinación ejemplares. Afinación
por la que se desvelaron a lo largo de todo el concierto, pues ya
sabemos lo difícil que es mantener constantemente afinadas las cuerdas
de las guitarras en condiciones no idóneas de temperatura. Los músicos
fueron capaces de transmitir la gran belleza de las partituras
originales con rigor y entrañamiento.
Carmen Linares fue también gran protagonista. Sobre todo en las
Canciones españolas antiguas de García Lorca, que conoce y siente a la
perfección. Música popular española, desnuda y bella, cuyas adaptaciones
para esta oportunidad se deben a Marcel Ege y David Sautter, dos de los
miembros del cuarteto suizo. También acertaron plenamente. Las
conocidísimas canciones tuvieron una dimensión y un color distintos.
Carmen cantó entregada, rompiendo casi la voz en algunos momentos,
emocionándose ella y emocionando a la audiencia. Su versión flamenca de
Los campanilleros como los cantaba Manuel Torre, cierre de una
bellíssima creación sobre el tema de los guitarristas suizos, fue un
excelentísimo broche de oro que, en esta ocasión sí, no nos importa
calificar con el socorridísimo tópico.
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